En la segunda mitad del siglo empezó a extenderse el uso del cinturón, un complemento de origen militar -servía para llevar armas- que se extendió a las prendas de ropa para ceñir el talle. En 1891 abrió El Palacio de Hierro en Ciudad de México, un establecimiento que ofrecía las principales novedades en moda. Worth fue de los primeros en firmar sus prendas con etiquetas con su nombre y convirtió su tienda en una pasarela donde las maniquíes exponían los vestidos ante las clientas.
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